HISTORIA DE UN RETRATO

viernes, 20 de enero de 2012

Recuerdo aquella ocasión como si fuera ayer, el cuarto era enorme, no teníamos muebles, solo un ventanal y poca luz, era el ambiente perfecto para dos enamorados seducidos por la cercanía de sus recuerdos.
Ahí estabas tú, quería tenerte así, inmóvil para dejar un sello de tu hermosa figura y el tributo que te rendía aquella luz.
Veías a la calle, esperando quizá que te diera respuestas, tu espalda siempre me hipnotizó, lucías el vestido que me gustaba, ceñido al cuerpo como mis brazos lo hacían.
Recuerdo haberte recorrido con mis manos como si te pidiera vistieras con ellas
tu cuerpo, el lugar, los recuerdos.
Te tomé por la cintura, de espaldas, te recostaste sobre mi pecho, besé tu cuello,
tu boca impaciente por estar junto a la mía y ahí en el recuerdo fuiste mía y yo fui tuyo.
Y desperté a la vida para decirle que estabas a mi lado.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

no puedo evitar amarte o por lo menos lo que escribes

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