Te acuerdas abuelo de cuando tenía como 5 años y me explicabas cómo funcionaba el cielo, por
qué las estrellas nos iluminaban y no necesitábamos luz.
Te acuerdas abuelo de aquella vez que me contaste cuando
saliste corriendo en el caballo a buscar a uno de mis tíos porque no había
regresado y que atravesaste arroyos, peleaste con animales y borrachos que
circulaban por el río.
Te acuerdas abuelo, aquella vez que le llevaste flores a la
abuela para pedirle perdón porque te habías ido de parranda, eras cosa sería
abuelo.
Te acuerdas esa otra vez que me estabas enseñando a montar y
te caíste y me dijiste que lo hiciste a propósito para que viera como no se
hace, mientras te limpiabas la tierra y te sobabas, yo reía sin parar.
Te acuerdas aquella vez que te pedí un consejo sobre una
chica que me gustaba y no sabía cómo decirle
y que me dijiste que siempre había que atreverse, que a las mujeres se
les trataba con respeto y que jamás renunciara a lo que sentía aunque todos me
dijeran que era un error. Que los errores de uno, no son de nadie más.
Te acuerdas abuelo que no te conocí, que eras alto y que te
fuiste por una mala combinación de la penicilina y que me hubiera encantado
que me contaras todas estas historias.
La única de mis abuelas con la que conviví se fue hace casi
20 años, no alcancé a pedirle consejos sobre las mujeres, preguntarle cómo se
cortejaba una mujer, qué le regalaba, cómo le hablaba, hoy que busco encontrar
sentido a muchas cosas, me sería de gran ayuda.
La disfruté toda mi infancia, entre risas, caricaturas,
rezos, regaños y de mas cosas, me acababa su energía en mi infante pensamiento,
hoy que siento que la mía se agota me vendría bien una dosis de su maduro pensamiento.
Ella apenas sabía leer y escribir, pero sus palabras siempre
me confortaban y sus abrazos eran los más cálidos del mundo.
Te acuerdas abuela aquella vez que mi abuelo tuvo más hijos
y tú los tomaste como propios y los quisiste como nadie más lo hubiera hecho.
Te acuerdas abuela, hoy te extraño muy cabrón.
Hoy solo me queda un abuelo vivo, de 92 años, que ya sufre
los estragos de su edad y de todas esas historias que no me contó.
Hay veces que en la vida se necesitan los consejos de los
abuelos, de su vida, sus historias, sus cuentos, sus canas, sus anécdotas, solo
para sentir paz.
Se acuerdan abuelos…